Sala de Prensa



Hospitaleros Voluntarios. Federación Española de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago

En medio del Camino


En medio del Camino

1994 es mi segundo año de hospitalera, pero mi tercera experiencia en un albergue casi en medio del Camino, en Frómista, con 40-50 ó 60 peregrinos diarios.

Los ciclistas plantearon algún contratiempo. Este año no hubo zona de acampada y algunos no entendían por qué tenían que esperar hasta las 20 h. para poder entrar en el albergue. Y en una ocasión por falta de coordinación o por saturación de ciclistas poco comprensivos, me marque un plante y aunque luego arreglamos el asunto, la verdad es que me sentí mal.

La circunstancia de que este albergue esté casi a mitad de los 800 Km. que separan Roncesvalles de Santiago, conlleva el recibir peregrinos "veteranos" y "recién estrenados" (en Burgos o en el mismo Frómista).

Así pues las conversaciones no se centraban solo en las "ampollas" sino en cómo era el Camino y qué se iban a encontrar. La verdad es que la información que tienen algunos es nula y había que decirles que el Camino hay que saborearlo lentamente, que no se lo tragaran corriendo, que miraran, que vieran, que sintieran los sonidos y el silencio y hablarles de la generosidad y del desaliento, de la convivencia, "entrarles" el Camino en sus mentes.

A los que venían de lejos, había que preguntarles qué tal estaban, ofrecerles, y en muchos casos ponerles delante el cubo con agua, sal y vinagre, curarles las ampollas, darles sensación de sosiego
y tranquilidad, animar sus cuerpos cansados y fortalecer sus mentes a punto de claudicar. Había que pedirles que dejaran debajo de las literas, sus ampollas, las tendinitis, el desánimo, la fatiga....

Y en la quietud de la tarde hablar de lo divino y de lo humano, de la trascendencia, de la importancia de ser uno mismo.

Lo que más me confortaba era hablar con ellos de todo eso y además al limpiar el albergue, ver que se habían dejado sus ampollas, la tendinitis, la derrota, y darme cuenta que tenía un día entero
para dar.

Por eso quiero seguir siendo hospitalera y si a nadie molesta, Hospitalera en Frómista.

Amparo Sanchez, Julio de 1994